con el hijo de tu entraña
que, montado en una burra,
en Jerusalén entraba
entre olivos y palmas.
Las estrellas, desde el cielo,
van buscando a los luceros,
para ver juntos pasar
por las calles de
a
Quisiera ser un varal
de tu palio tan divino,
para poder contemplar
tu belleza y tu hermosura,
Madre mía de
Quisiera ser un varal
para estar siempre a tu lado,
y, de rodillas, rezar
por lo mucho que he pecado,
Madre mía de
Madre mía de
tu llanto es de pena,
cuando a tu hijo Jesús
lo cargan con el madero
y lo clavan en la cruz.
Madre mía de
divina y hermosa eres;
tus hermanos te veneran,
y lucharon con amor
para traerte a
Las lágrimas te caían,
y llorabas de dolor,
Madre mía de
cuando a tu hijo Jesús
lo azotaban sin piedad.
Llorando estaba Maria
cuando a su hijo encontro;
que, subido en un pollino,
a Jerusalen llegó.
Y no había, Madre, pañuelos
para tus lágrimas limpiar:
son lágrimas que brotan
de tus divinas entrañas,
Madre mía de
Por un camino de flores
va
llorosa y muerta de pena,
buscando a su hijo Jesús,
al que los judíos condenan.
El sol iluminará tu frente,
y el cielo se estremecerá,
al ver tu rostro divino,
Madre mía de
Divina Blanca Paloma,
Madre mía de
entre lirios y azucenas,
eres Reina Celestial.
Tú que sufres, Madre mía,
Madre y Reina de
que al hijo de tus entrañas
los judíos le escupen,
y lo golpean sin piedad.
Tú eres hermosa y bella,
y como tú no hay dos,
Madre mía de
tú eres
tú eres
Bonita como una rosa,
hermosa como un clavel,
Reina y Madre de
que vas llorando tu pena
con sentimiento y bondad.
De
y eres Madre del Señor,
que va llorando su pena,
siendo
Tengo una madre divina,
que es
le tengo tanto amor,
que cuando le miro la cara,
se me parte el corazón.
¿Quién te hizo esa cara,
Virgen divina de
con tus ojos tan serenos,
que no se pueden igualar?
En el Calvario te vi,
Reina Madre de
viendo a tu hijo Jesús,
que los judíos condenan,
y lo clavan en la cruz.
Mecedla, por Dios, mecedla,
a
y cantadle las saetas
para poderla consolar.
Mi madre se fue al Cielo,
y en
y Dios me mandó a la suya,
que es
Reinas,
hay muchas en el mundo,
y bonitas, las habrá,
pero como tú, ninguna,
Virgen pura de
En
párala ya, capataz,
que le voy a cantar mi saeta
a
Parroquia de las Virtudes,
orgullo debes tener,
porque encierras en tu capilla
a
Reina y Madre de esta villa.